Hablar de Need for Speed es hablar de varias generaciones de consolas y jugadores. El título lleva casi 20 años presente tanto en la raza maestra como en los sistemas de mesa y ahora los autos están de regreso de la mano de Ghost Games.
La puesta en escena de NfS está lejos de ser lo que conocimos en sus inicios. Este reboot juega con diversos experimentos que a ratos funcionan muy bien en la next gen de consolas, pero que en otros, más largos y memorables, fracasan y se sienten muy forzados o peor aún, para un público que jamás ha jugado la saga.
Pero vayamos por parte. NfS nos traslada a Ventura Bay, una ciudad ficticia en donde llueve mucho y es difícil encontrar ciudadanos. Algo así como una versión menos poblada de Los Angeles. En una fiesta nos metemos en el papel de Spike, un veinteañero que descubre el mundo de la velocidad, la adrenalina y la huida de la policía que cuida las calles de la ciudad. Aquí nace el primer gran experimento de la saga. Toda la cinemática e introducción al título está realizado en formato live action. A ratos funciona y funciona bien ya que la calidad gráfica es impresionante. Los movimientos no se notan exagerados y quedas inmerso enseguida en la banda. El problema es que los diálogos y situaciones se alejan de la originalidad, pareciendo más a un guión descartado de Rapido y Furioso y eso hace que, los ratos que no funciona, pesen más que los que sí.
El juego le hace justicia a su título puesto que necesitas velocidad si quieres resaltar con tu banda o grupo de amigos. Los errores pueden superarse con un derrape, una aceleración nitro, o bien sacando de las calles a tu competencia. Las reglas son bastante claras desde el primer momento: Hay que lograr los objetivos, el cómo es un detalles, más aún cuando el juego te imposibilita de pausar las carreras.
Y para alcanzar esto necesitas un auto que te pida velocidad, el cual puedes customizar completamente en el garage sin ser un experto de tuercas puesto que es muy intuitivo y simple: A medidas que aumentas de nivel tendrás acceso a más y mejores herramientas que van desde un freno más sensible, pasando por infinitos colores, espejos y el tan deseado nitro, el cual te ayudará a cumplir las misiones y carreras de manera más óptima.
Quizás una de las sensaciones más molestas que me entregó el juego fue la del teléfono en la pantalla, el cual no para de vibrar o sonar, interrumpiendo – constantemente – cualquier intento de “pasear” por la ciudad, incluso cuando estás jugando en linea con un grupo de amigos. El solo hecho de entrar al juego activa enseguida este sistema de contacto entre la no tan inteligente inteligencia artificial y comienzan los encargos, solicitudes y demandas de tu banda.
La franquicia se siente fresca – quizás mucho – y resulta sumamente divertida una vez le agarras el ritmo. El juego online, para el cual requieres si o si Plus o Gold, es un poco tosco. Resulta molesto armar una sesión privada con tus amigos y que de todas formas los slots sean llenados por jugadores X, quienes incluso son capaces de llenar 1 de los 3 o 4 cupos para algunas carreras.
EA ha comentado, en el blog de NfS que la actualización del juego incluirá mejoras en términos de competencia contra la IA más equilibrada, nuevas características del editor de diseños, nuevas recompensas – como el El Hoonicorn y el Diablo de Morohoshi-san – en sus sus líneas narrativas respectivas, un aumento de la REP de 50-60, 3 trofeos y logros, 30 diseños nuevos predefinidos y depuración de errores, ajustes y mejoras generales.
Pero por nada de esto NfS es un mal juego, es un experimento que debe verse con altura de miras. El juego tiene una de las mejores gráficas de esta generación y todos sus experimentos funcionan a ratos. Hay mucho que mejorar, partiendo por la innecesaria conexión a internet, ya que el juego parece que no solo necesita de tu consola y televisión. El reboot no pasará a la historia, pero si funciona como el punta pie inicial de retorno de la franquicia.